Montaña Rusa de Emociones – El Día Más Duro, Pero Más Satisfactorio Hasta El Momento

[2019-10-14]

Me desperté justo antes que empezara a llover.

Esperaba obtener una última foto del Monte Fuji y disfrutar un rato en el Parque Tenninmori, pero no tuve la suerte a mi favor.

Cloudy sunrise at Tenninmori Park

Minutos más tarde, estaba desayunando en un Konbini del barrio Shimizu, Shizuoka, mientras esperaba a que parara la lluvia para continuar mi viaje.

No quería estar mojado desde el inicio, pero estaba preocupado; tenía que apresurarme y avanzar lo que más pudiera: unos días antes había descubierto que tenía un mal calculo en mis rutas y me hacía falta todo un día. Así que tuve que reorganizar mis días, con pedaleadas más largas y lugares para dormir improvisados. Por lo menos, ya sabía que las Michi no Eki podían ser buenas opciones.

Por suerte, cuando decidí partir, la lluvia estaba parando. Aunque minutos después, llovía de nuevo, así que me resguardé en otro konbini.

Pero no lograría avanzar lo suficiente si tenía que buscar techo cada cinco minutos. Mientras debatía en mi cabeza si debía esperar, alcance a ver un par de personas bastante mayores en sus bicicletas. Viéndolos me dejo pensando: si a ellos no les preocupaba esa lluvia, yo debía estar muy paranoico.

Entonces salí; tomé la ruta más recta por todo el borde del mar. Había un montón de huertas e invernaderos, y noté varios letreros de fresas – estaba recorriendo la Carretera de las Fresas. Pero no me detuve y también ignoré otros lugares que había planeado visitar; solo quería avanzar lo máximo posible.

Dentro de Shizuoka, no noté ninguna tapa de alcantarilla personalizada (creo que andaba más concentrado en no terminar muy mojado). Pero encontré dos tapas nuevas de hidrantes.

Después de cruzar el área urbana d Shizuoka, entré de nuevo a las cautivadoras montañas y llegué a la primera Michi no Eki en mi camino: ‘Utsunoyatoge’.

Descansando unos minutos, me encontré con una pareja de Republica Checa que había conocido en el primer lugar de camping antes d salir de Tokio – También andaban viajando en bicicleta y acampando, pero iban a tomar una ruta diferente.

Había estado lloviznando toda la mañana, y se suponía que iba a estar más fuerte en la tarde. Pensé en parar por el día, pero era aún demasiado temprano, apenas las 10:15 a.m. Me sentía muy mal deteniéndome tan pronto; además, quedaría muy lejos de mi destino para el siguiente día.

Asahina River

Decidí avanzar al siguiente punto – otra Michi no Eki a 33km. Seguí la carretera bajando de las montañas, de regreso a las calles algo monótonas en medio de ciudades. Iba enfocado en avanzar; era medio día, y todavía estaba algo lejos.

Fujieda City Manhole Cover

Encontré la tapa para la Ciudad de Fujieda. Todavía tenían imágenes del Monte Fuji, aunque yo no lo alcanzaba a divisar desde allí.

Una hora más tarde, llegué a la Ciudad de Shimada, justo para sorprenderme con un matsuri que encontré en mi camino.

Mikoshi from Shimada Obi Matsuri

祭り(Un matsuri japonés es un festival tradicional que incluye desfiles, vestimentas, música y danzas tradicionales)

Shimada Obi Matsuri

Aunque fue la última parte de la procesión, estaba encantado porque era mi primera vez apreciando uno. Aparte, fue algo demasiado inesperado.

Minutos más tarde, encontré esta tapa de alcantarilla; el diseño era de un Matsuri de Obi.

(Obi es una faja que se usa con la ropa tradicional japonesa, por lo general con bordados y patrones).

Shimada City Manhole Cover

Y apenas descubro que yo estuve presenciando la última sección del Matsuri de Obi de Shimada

(Este matsuri se lleva a cabo cada tres años, en las primeras semanas de octubre. Así que, ahora me siento bastante afortunado de habérmelo encontrado).

Continué avanzando hacia el campo. Todo era muy bonito, aunque parecía que en cualquier momento llovería.

Viendo el mapa, note una difícil subida adelante, pero era el camino más corto. Hice lo que pude, y luego caminé, empujando la bici.

Shimada

Realmente no había sido mucha distancia, pero cuando llegue al final, fue satisfactorio ver atrás lo que había logrado.

La subida me condujo a una carretera más ancha. Después de revisar que dirección debía tomar, me di cuenta de que aún no había llegado a la cima. Tenía que continuar por una pronunciada pendiente que había ignorado.

Si tomaba la Carretera, habría tenido que recorrer varios kilómetros alrededor de las montañas.

No teniendo más opción, empujé mi bici por esa colina. Poco sabía que todo empeoraba a medida que avanzaba. Esa calle inclinada terminó en un antiguo y angosto camino empedrado cubierto de musgo, en medio de un bosque.

Cobblestone path from Tokaido Route

Ya estaba cansado después de pedalear todo el día y la anterior subida, pero tenía que continuar. Debía llegar a la Michi no Eki antes de que oscureciera.

Este camino también hacia parte de la antigua Ruta Tokaido – creo que este fue el segmento más complicado de todo mi viaje por Japón.

Empujaba y empujaba la pesada bicicleta sin ver el final. Los alrededores se veían estupendos, pero ya era demasiado – estaba exhausto y preocupado de resbalarme; solo mantener la bici balanceada me costaba un montón de esfuerzo.

(Puedes ver lo inclinado que era)

Pensé en rendirme y tomar la vía larga por la carretera, pero ya era demasiado peligroso devolverme en bajada lo que había subido. Estaba sudando tanto que mis manos se pusieron muy resbalosas; tuve que ponerme guantes de lana para poder agarrar las manijas.

Era un camino muy poco frecuentado, y si me caía, nadie me iba a ayudar. Pero sabía que no iba a lograr salir de allí si me mantenía con miedo; seguí, con cuidado, subiendo.

Cobblestone path from Tokaido Route

Y entonces, vi a la distancia, el final del camino. No había sentido tanto alivio; empuje con todas mis fuerzas. En ese momento no sentí nada de cansancio. Estaba tan feliz y satisfecho.

Fueron alrededor de 500 metros de subida y me tomó solo 20 minutos – pero se sintió mucho más largo. De pronto sin bicicleta ni la pesada carga hubiera sido una experiencia completamente diferente.

(Salí lleno de esas plantas que se pegan a la ropa.)

Estaba deleitado todavía más, dándome cuenta de que terminé en medio de plantaciones de té. Todas esas filas alineadas por el borde de la montaña se veían fascinantes.

Descendí por una carretera bien empinada por en medio de los sembrados. Tuve hasta que bajarme de la bici porque los frenos no aguantaban con todo el peso.

Pero estaba de nuevo contento, atravesando pueblitos en medio de hermosas montañas. Nunca me cansé de esos paisajes.

Tuve que subir de nuevo algunas carreteras, pero ya sentía que podía lograr cualquier cosa.

Siguiendo las recomendaciones del mapa, terminé en una calle cerrada. Justo al lado de una tienda también cerrada, pero con un montón de máquinas expendedoras afuera – Compré un ‘Pocari Sweat’ (una bebida deportiva popular)

Mientras revisaba una ruta diferente en el mapa, un hombre (que había visto previamente fumando al lado de un carro) se me acercó y me preguntó hacia donde me dirigía. Le comenté que buscaba la Michi no Eki más cercana: Kakegawa. En ese momento, su hija salió del carro y me habló en inglés. Ella empezó a traducir todo lo que su padre me decía (aunque yo entendiera un poco). Estaba muy cerca de mi destino; me dieron las indicaciones necesarias. Les conté sobre mi viaje y mi meta, y como era de esperarse, quedaron sorprendidos.

Les agradecí y tomé la carretera correcta. Minutos más tarde, empezó a llover, así que me apresuré. De repente escuche un carro pitando – el padre y su hija iban pasando, animándome.

Sus instrucciones fueron seguir por toda esa carretera hasta el primer semáforo, entonces, cruzar a la izquierda. Apenas vi el semáforo, empezó a llover fuertemente. Aceleré y alcancé un puente peatonal unos metros antes de mi desvío.

Esperaba bajo el puente cuando la misma niña salió de la nada. Me regaló un amuleto para que tuviera un viaje seguro. Estaba demasiado sorprendido y apenado; no sabía ni que decir. Por supuesto, le agradecí; y ella me pidió que nos tomáramos una foto (no se me ocurrió tomar una también). Estaba ahora lleno de alegría con todo este día tan sorpresivo.

お守りEl amuleto era un Omamori – que viene de la palabra ‘protección’. Esos Omamori se venden en templos y santuarios de todo Japón; tienen múltiples propósitos, como felicidad, buena suerte, salud… (Puedes leer más sobre ellos, aquí)

Llegué a la Michi no Eki, empapado.

No había sufrido tanto antes, y al mismo tiempo, obtenido tanta satisfacción.


No dudes en escribirme cualquier pregunta abajo en los comentarios.


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